El Instituto de Estudios Políticos tiene una misión educativa católica inclusiva de construir la esperanza y la paz a lo largo de un camino definido por los valores de la verdad, la justicia y la belleza. No busca estos valores en abstracto, sino en concreto y en solidaridad con los demás. Estamos orgullosos de cada estudiante que se gradúa aquí y estamos comprometidos con una educación liberal abierta al mundo, pero consciente de sus raíces europeas y portuguesas y que sigue siendo, como sugirió George Steiner, "una idea de compartir el conocimiento".
El IEP se fundó como una escuela única en el panorama nacional (e incluso internacional), caracterizada por su identidad propia, que se manifiesta no sólo en el área científica de la Ciencia Política y de las Relaciones Internacionales, sino también en toda una cultura de estudio - que puede verse, por ejemplo, en la introducción en Portugal del área de la Tradición de los Grandes Libros, o en el vínculo que desde el principio estableció con EUROPAEUM, trayendo a la universidad extraordinarios profesores de todo el mundo, o en el Foro Político de Estoril, que ha ido creciendo año tras año y que ya se ha convertido en un verdadero punto de referencia - con recuerdos que sin duda serán inolvidables para todos nuestros licenciados, másteres y doctorandos. Un valor que consideramos fundamental en el IEP, una virtud generalmente relegada a un segundo plano y muy difícil de alcanzar, especialmente hoy en día: el valor de la moderación.
Sin moderación no hay sociedades libres, abiertas y plurales, ni diálogo, ni tolerancia, ni probablemente política tal y como la entendemos. No hay conversación regulada y permanente, como forma inteligente de aprender, pero también de preservar nuestra idea de civilización y ciudadanía. Este valor brilla en muchos de los proyectos del IEP, ya sean científicos o educativos, e incluso se refleja en el gran dinamismo de su Asociación Académica de Estudiantes y en toda la interacción académica. La moderación vinculada a la libertad de expresión reviste una enorme importancia en la actualidad. Vivimos hoy en una época de enormes turbulencias que son, en parte, el resultado de una nueva complejidad de voces, causas e informaciones, proyectadas a gran velocidad y en prismas reales y artificiales, revelando las asimetrías de una simultaneidad global y generando una percepción de incertidumbre, pero también de confrontación entre certezas radicales, nuevos extremismos, nacionalismos y violencias inaudibles.
La política fundada en el principio del Estado de Derecho y de la libertad es uno de los inventos más importantes para navegar en las turbulencias del presente, que no es la primera vez que ocurre, aunque ocurra por primera vez así -o por primera vez a nosotros-. En este contexto, nuestro compromiso como profesores del Instituto de Estudios Políticos es triple: - saber enseñar y transmitir el valor de las sociedades libres, plurales, abiertas e inclusivas, - saber formar a nuestros alumnos en la importancia de estudiar, pensar, cuestionar, participar, estar atentos, trabajar duro y sentir placer y orgullo ante los retos de la ciencia y la investigación. - y saber "arriesgar" apasionadamente en la esperanza, como dice el Papa Francisco, una esperanza que, entre nosotros, reside en la búsqueda continua del conocimiento.
IEP-UCP: un proyecto de futuro con fuertes raíces en el pasado
Un proyecto de futuro con fuertes raíces en el pasado: El Instituto de Estudios Políticos (IEP) de la Universidad Católica de Portugal representa un proyecto estratégico de gran alcance y a largo plazo. En una época en la que el conocimiento tiende a representar la clave del desarrollo, este Instituto se destaca como un proyecto de futuro valioso no sólo para Portugal, sino también para el mundo de lengua portuguesa. Bajo los prestigiosos auspicios de la Universidad Católica de Portugal (UCP), el IEP se esfuerza por mantener las tradiciones de innovación y calidad que han distinguido a la Universidad en todo el panorama universitario nacional.
Independientemente de este énfasis innovador y prospectivo, este proyecto está, sin embargo, muy firmemente arraigado en el pasado. Los valores cristianos que nos inspiran y estructuran datan de hace al menos dos mil años y han conformado la cultura que hemos heredado y que ahora defendemos con orgullo. En el caso particular de nuestro Instituto, pretendemos también renovar el ejemplo fantástico y cosmopolita de la Escuela de Sagres, donde el Príncipe Enrique el Navegante situó en su día a Portugal en la ruta de los Viajes de Descubrimiento del siglo XV. Y, además, pretendemos inspirarnos en el ambiente elitista, en el mejor sentido del término, de las universidades de Oxford y Cambridge, tan constantemente solicitadas y recordadas por estudiantes de todo el mundo y de generación en generación.